ANIMALES FANTÁSTICOS Y DÓNDE ENCONTRARLOS:
La cosa va de que Newt Scamander (para qué
molestarnos en inventarnos un nombre después de esto, ¿no?), un buhonero que
vende pelucas y pulseras Power Balance (bueno, y búhos, evidentemente) lleva
escondiendo toda su vida que en realidad es un mago (bueno, y escondiendo un
par de Penthouses en un doble fondo en la maleta, también, e-hem…) y ha
engañado a todo quisque desde que salió de parvulitos con sus historias. Ha
acumulado una serie de pagarés de dudosa procedencia, y ha llegado la hora de
huir a un paraisito fiscal de esos sin extradición mágica, porque oye, esto no
es como lo de Roldan o Mario Conde, aquí estafas a un mago chungo y te llevan a
Azkabán en pedacitos vivos, pa joder.
Así que Scamander va a coger un billete para
las Islas Caimán y ya ves tú qué cosas pasan, que se le cruza una brujita
llamada Porpentina Goldstein (definitivamente, vacaciones para el inventor de
nombres absurdos en estas críticas, ¡nos lo dan todo hecho!), el pollo se
distrae, y le dan un billete para Nueva York, que como todo el mundo puede
comprobar son dos nombres que se parecen mucho. Así y todo, como el chaval está
enchochao, no se entera hasta que va la Estatua de la Libertad, y se le hace el
culo Popitas pensando en la cantidad de magos a los que ha estafado que viven
en la Gran Manzana y le quieren hacer pupita de la mala.
Pero como todo buen buhonero, Scamander
tiene un par de ases bajo la manga que le pueden garantizar salir vivo del
episodio confuso, y poder huir con su enamorada Porpentina: De su maleta saca
todos los búhos con las pelucas puestas, y unos cuantos Scolondroplastus, y
siembra el caos en la ciudad (bueno, vale, los Scolondroplastus sí que son un
nombre inventao, porque aparte de los búhos con peluca sólo puede soltar un par
de chinchillas que llevaba de mascotas de estraperlo, pero había que
intentarlo); aprovechando que todos los magos se dedican a capturar a tan
extraños y excepcionales animales, para que la sociedad muggle (los gilipollas,
en nuestro idioma) no se entere de que conviven con magos, y porque están
obsesionados con Pokémon Go porque les da puntos para sus casas, Scamander y la
Porpen huyen cual inmigrantes cualesquiera por la frontera de México en busca
de mejores pastos. Que ya habría que ser tontos para que los muggle no se
hubieran enterado nunca de la existencia de la magia, y por semejante payasada
que se descubriesen, ¿no?
Bonus: Quedaos tras los créditos, avisados
estáis. La mejor escena de la película es la del final. Porque los magos
americanos tardan como siete segundos en descubrir el truco de los búhos con
peluca, y enganchan a los protagonistas justo en la misma línea de la frontera,
gracias al recién estrenado Muro Láser creado por el Presidente Trump. Los
segundos en los que los hacen pedacitos son pura poesía para la vista. No se lo
dejéis ver a menores, que luego hay multas.
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